El maestro Gómez Robledo publicó este artículo en 1941, en el trata uno de los hechos geopolíticos más delicados ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial, la instauración de un gobierno en Francia que sirve los intereses de la Alemania Nazi. Este problema es estudiado desde el punto de vista histórico, aportando elementos para comprender cuándo las necesidades de convivencia internacional llevan al reconocimiento de gobiernos y Estados nuevos. A partir de las doctrinas de la época, el maestro planteó cuáles pudieron ser las consecuencias de esos hechos en el ámbito del derecho internacional.

El reconocido maestro en derecho civil, don Demófilo de Buen publicó por primera vez en 1941 este breve artículo, en el cual dice: “No aspiro, como atestigua el enunciado, a ocuparme de la cuestión en abstracto. Voy a tratar de problemas relacionados con el derecho positivo. No intentaré discurrir a la manera de un filósofo del derecho, sino al modo de un jurista, con la mirada puesta en los textos legales, con el propósito de analizarlos y parangonarlos con ciertas doctrinas y sin otra pretensión metódica que la de procurarme la ayuda del buen sentido. […] Pretendo exponer mis opiniones como un profesional del derecho, sin desdén, antes bien, con gran aprecio por la filosofía, pero al mismo tiempo con arraigada vocación por la jurisprudencia.”

La doctrina del contrato social es uno de los pilares sobre los que se erige el Estado contemporáneo, a su estudio se han dedicado politólogos, filósofos, juristas y pensadores; es un tema que les ha inspirado arduos y complejos tratados en diferentes épocas. En este ensayo del maestro Recasens que fuera publicado por primera vez en 1941, se realiza un viaje por la historia de la doctrina del contrato social, desde “La idea democrática y el contrato político en la antigüedad. Los sofistas. Los epicúreos. El derecho romano”, “Gestación de la idea democrática y de la teoría del contrato político en la Edad Media”, pasando por las tesis de Hobbes, Pufendorf, Locke y Rousseau, hasta llegar a “El contrato social en la teoría de Kant”.

16. Espacio y tiempo ante el derecho, Roberto A. Esteva Ruiz
ISBN 970-32-0489-9

Si tiempo y espacio son presupuestos para los juicios sintéticos a priori en el pensamiento de Kant, en el derecho es innegable que son referentes para poder dar cuenta del fenómeno jurídico. Por ello para el maestro Esteva Ruiz “El problema que interesa es determinar si la noción de tales conceptos se ajusta, por las normas legales, a alguna de las diversas interpretaciones que han dado al espacio y al tiempo las doctrinas filosóficas y científicas en el curso de la historia, o si sus principios resultan metajurídicos ante las construcciones normativas.”

Don Héctor González Uribe es uno de los teóricos del Estado más preciados que ha tenido nuestra Universidad; en este breve trabajo publicado originalmente en 1943, y que ahora se pone al alcance de los interesados en los temas del Estado, el maestro plantea el problema de la crisis del Estado, de cara a los acontecimientos de la época: “Nadie duda en la actualidad, que el problema político fundamental de nuestros días –entendiéndose, claro está, la política, en su aspecto científico y normativo– es el de la crisis del Estado moderno, y específicamente del Estado de derecho liberal-burgués, como se la ha clasificado histórica y doctrinalmente.”

El maestro italiano nos ofrece en este breve trabajo sus reflexiones en torno a uno de los temas más interesantes en la filosofía del derecho, el de la justicia social. Publicado originalmente en 1948, el pensamiento del maestro no ha perdido su importancia, pues en nuestra época continuamos interrogándonos si hemos logrado realizar el ideal de justicia social, o continuamos teniéndolo como un referente a ser alcanzado. El profesor Donati lo plantea así: “La justicia social no se refiere a pretensiones o a acciones coercitivas. Es más bien la base de las concesiones, de los reconocimientos espontáneos. Si la justicia legal se caracteriza en su aspecto más notorio por el ejercicio individual de los derechos, la justicia social –cualquiera que sea su influencia en el campo de las acciones– es ante todo escuela colectiva del deber.”

La Conferencia de San Francisco es uno de los acontecimientos más importantes del siglo pasado, en ella se creó la Organización de las Naciones Unidas, la cual sustituyó a la Sociedad de Naciones, y se aprobó La Carta de las Naciones Unidas, instrumento imprescindible del derecho internacional de nuestros días. Publicado originalmente en 1946, el maestro García Robles nos proporciona sus reflexiones en torno a ese gran hecho.

Es un breve pero muy sustancioso ensayo del maestro italiano del Vecchio, en el que plantea uno de los temas que se colocaron en el centro de la discusión luego de las dos conflagraciones que azotaron al mundo, y en especial a los europeos. Dice el maestro en uno de los párrafos: “La superioridad de la justicia divina en comparación con la humana depende principalmente de su síntesis con la misericordia; por esto, en el más elevado concepto cristiano, comprende también el don de la gracia y el misterio de la redención.”

Los teóricos del derecho han buscado responder a las inquietudes sobre las distinciones o semejanzas entre los diferentes órdenes normativos, y sus características. Un problema que preocupó a los pensadores de la primera mitad del siglo pasado fue el de distinguir entre las normas jurídicas y las normas sociales. Para el maestro Vallado Berrón, este es un mal planteamiento del problema, pues no se sigue con rigor el método, ni los supuestos científicos del derecho para su estudio. Para ello el maestro analiza las diferencias que pudieran existir, así como el deber ser axiológico, el deber ser lógico y la objetividad del orden jurídico y del orden social.

22. El conflicto de nuestro tiempo y la justicia social. Las relaciones justas entre los factores de la producción, Luis Recasens Siches
ISBN 970-32-2173-4

Al inicio de la década de los sesentas se hizo necesario repensar e imponer orden en el uso del léxico marxista, pues ya se mostraba como un pensamiento laxo y empleado por los más disímiles intereses. El maestro Recasens publicó este artículo en 1961, en el propone la urgencia de que haya claridad mental y se supere el barullo; que el conflicto no es entre capitalismo y socialismo, sino la lucha entre humanismo y totalitarismo; que el capitalismo de viejo estilo está desapareciendo, y el socialismo se está desinflando; lo muerto y lo vivo en el socialismo; la justicia en el problema económico social. En estos y otros temas se vinculan la economía, el derecho y la ciencia política para dar cuenta de los problemas teóricos y prácticos que se comenzaron a vislumbrar al inicio de esa agitada década.

La maestra Arnaiz es sin duda una de las más reconocidas teóricas del Estado, en este trabajo publicado originalmente en 1956, vuelve su atención sobre un tema en el que se vinculan dos tradiciones imprescindibles del ser humano: la ética, ubicada en el ámbito de la reflexión filosófica, y el Estado, ubicado en la ciencia política y en la teoría del Estado. Dice la maestra: “Descartamos la creencia clásica de que la ética pertenece a la intención, al mundo de las intenciones o deseos. Por el contrario, la ética es una valoración social. Es el punto convergente entre el yo de la individualidad con el yo común de la sociedad humana. Así considerada, la ética es nexo del Estado, porque solamente en él, el hombre puede desenvolver sus cualidades sociales.”

Los principios que rigen al derecho penal obligan a este a ser el más completo posible, pues cualquier situación no prevista o mal prevista puede dar lugar a la inobservancia de los principios que rigen la materia. De esto deviene la importancia para indagar y aclarar los alcances de la función interpretativa con el propósito de evitar las lagunas de la ley, pues como asevera el maestro Calvo: “El derecho penal, es pues, un derecho sin lagunas. Y es una opinión unánime en los autores, y un pronunciamiento invariable en las leyes la proscripción de la analogía como norma integradora, por lo menos en lo que se llama el derecho penal liberal.”