Artículo
de: Tomo LVIII Número
250 Julio-diciembre, 2008
LOS RETOS POLÍTICOS PARA LA IMPLEMENTACIÓN
DE LA REFORMA DE JUSTICIA PENAL
Enrique OCHOA REZA *
Miguel B. TREVIÑO DE HOYOS **
SUMARIO: I. Gobernadores: ¿Qué pista de competencia? II. Legislativo: a terminar la
tarea. III. El Poder Judicial: inaugurar roles. IV. El Presidente: primer responsable.
V. La crisis de inseguridad: dos nuevos compromisos. VI. Conclusiones.
A MODIFICACIÓN constitucional para establecer un sistema de juicios
orales en todo el país recibió, en su momento, avales legislativos—federal y locales— sin regateos. Aun así, el compromiso que necesita
la reforma, desde diferentes órganos del Estado mexicano y la sociedad
civil, para traducirse en una implementación exitosa, es significativo.
La desafortunada coincidencia en el tiempo del mandato constitucional de
transformar a la justicia mexicana y la mayor crisis de seguridad pública en
nuestra historia moderna, le imponen a la puesta en marcha de la reforma
mexicana un nivel de complejidad aún mayor.
Este artículo busca ser un diagnóstico general de las condiciones políticas
y los requerimientos de política pública que será necesario tomar en cuenta
para hacer realidad la reforma constitucional. En el caso de la reforma al
sistema de justicia penal se vuelve indispensable tomar en cuenta el contexto
en que se desarrollará su implementación dada la serie de resistencias burocráticas que se oponen a cambiar un sistema que ha funcionado así —con
sus aciertos y deficiencias— por décadas.1
Pero no todos los elementos son nubarrones, empecemos por el inventario
de los activos políticos a favor de la reforma. En un contexto nacional en
el que predominan los temas que polarizan a los partidos, la reforma penal
recibió el voto favorable de 462 diputados y 73 senadores. El 98 por ciento
de los diputados y 74 por ciento de los senadores presentes en las sesiones
en las que se votó la reforma la avalaron.2
Asimismo, al mes de julio de 2008, 23 estados de la República han aprobado
en sus propios congresos la reforma constitucional, mientras que ningún
estado la ha votado en contra. De hecho, el 28 de mayo pasado, tan pronto
como 18 estados manifestaron su aprobación, la Comisión Permanente del
Congreso de la Unión emitió una declaratoria de votos y mandó el decreto
con la reforma penal aprobada al Presidente de la República, quien fi nalmente
la publicó el 18 de junio.3
Estamos así ante la primera reforma constitucional en materia penal
después de la transición democrática de México. Misma que ha sido reconocida
por diferentes juristas como la más importante en más de un siglo.4
En consistencia con estos alcances, para traducir la modifi cación jurídica en
una nueva realidad, tanto para el ámbito federal como para las 31 entidades
federativas y el Distrito Federal, se ha establecido un plazo de hasta ocho
años.
La justicia mexicana vive, como en todo inicio de construcción de una
gran obra, un momento esperanzador y desafi ante.
Al final, el éxito de la reforma dependerá de que el ciudadano de la calle
al entrar en contacto con el sistema de justicia pueda palpar una nueva realidad: policías que investigan antes de detener, agentes del Ministerio Público
que respetan los derechos humanos y jueces que dictan sentencias tras haber
visto y escuchado una confrontación entre las partes sobre un terreno nivelado
y en audiencias orales y públicas. Un indicador ineludible de éxito será
el surgimiento de la confi anza ciudadana hacia el nuevo sistema de justicia
penal.
Si reconocemos que los mayores obstáculos de la reforma están todavía
por llegar, entonces es importante ubicar a quienes pudieran estar detrás deéstos: sectores de la abogacía y la judicatura que se resisten al cambio, ya
sea por los temores naturales a éste o bien por ser benefi ciaros directos del
actual sistema penal cerrado, lento, inefi ciente y propenso a la corrupción.
Nuestra justicia predemocrática, vigente en la mayor parte del territorio
nacional, afecta a la mayoría y benefi cia solamente a unos cuantos.5
Las resistencias al cambio se vencen con resultados. El primero ya se dio:
fuimos capaces de modifi car la Constitución. El sentido y profundidad de la
reforma era califi cado como imposible hasta hace unos meses por juristas
reconocidos. Lo que resta es que el nuevo texto constitucional empiece a
dar, cuanto antes, los resultados concretos —si bien parciales en términos
territoriales— que anunciamos los promotores de la reforma.6
¿Cuáles son los principales retos políticos de la implementación de los
juicios orales? ¿Qué líneas de acción pudieran convertirse en seguros institucionales
que eviten la contrarreforma?
* Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Columbia en Nueva York y ha sido
Profesor de Derecho Constitucional en la UNAM. Es coautor del libro ¿Qué son y para qué
sirven los juicios orales?, UNAM-Renace-Porrúa, 2008.
** Editorialista del periódico Reforma y es Profesor de la Maestría en Administración Pública en la Escuela de Graduados en Administración Pública (EGAP) del Tecnológico de Monterrey. Ambos autores son miembros de la Red Nacional a favor de los Juicios Orales.
1 Para leer un diagnóstico sobre el sistema de justicia penal en México ver el excelente libro de Guillermo ZEPEDA, Crimen sin castigo: Procuración de justicia penal y ministerio
público en México, FCE-CIDAC, 2004. Para un balance enfocado a explicar la necesidad
de establecer un sistema penal acusatorio-oral en México ver el libro de Miguel CARBONELL
y Enrique OCHOA REZA, ¿Qué son y para qué sirven los juicios orales?, Porrúa-Renace-
UNAM, 2008, 3a. ed., capítulo uno.
2 La sesión en la Cámara de Diputados se llevó a cabo el 26 de febrero de 2008. La
sesión en el Senado de la República fue el 6 de marzo de 2008.
3 Para una interesante reseña del proceso de negociación, discusión y aprobación de la
reforma penal ver el artículo de Emilio RABASA GAMBOA, “La Mecánica de la Reforma”,
Voz y Voto, núm. 184, junio 2008, pp. 8-10.
4 Para un notable análisis de los alcances de la reforma constitucional en materia penal
ver el artículo de José Antonio CABALLERO y Sergio LÓPEZ AYLLÓN, “Juicios orales, cateos y
delincuencia organizada”, Nexos, núm. 366, junio 2008, pp. 45-49.
5 Para una descripción de los principales problemas del sistema penal ver la interesante
entrevista a Guillermo Zepeda, Investigador del CIDAC, en You Tube:
http://www.youtube.
com/watch?v=lRlZshSt78E
6 Para revisar el esfuerzo de la Red Nacional a favor de los Juicios Orales durante los
cuatro años que se llevaron a cabo los trabajos técnicos, legislativos y políticos que derivaron
en la reforma constitucional de justicia penal ver www.juiciosorales.com
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