Artículo de: Tomo LVI    •    Número 246    •    México D.F., 2006

 

CONFLICTOS TRÁGICOS GENUINOS Y RESPUESTA CORRECTA EN TORNO A ALGUNAS IDEAS DE RONALD DWORKIN

Guillermo Lariguet"

Sumario: Introducción. I. Ronald Dworkin y el rechazo a los dilemas morales genuinos. II. La tesis de una única respuesta correcta. III. Los juicios de empate. IV. En contra de los filósofos arquimedianos. V. Rechazo a los dilemas morales genuinos o de cómo llevarlos a su mínima expresión

Introducción

E

xisten -se supone- "conflictos trágicos"; conflictos que, en la literatura filosófico-moral, se conocen como "dilemas morales". Aunque todavía no resulta del todo claro cuándo un conflicto es "genuinamente" trágico, suele aceptarse que tal cosa ocurre cuando: i) el conflicto no tiene resolución racional posible, por ejemplo porque los valores o principios contendores son considerados mutuamente inderrotables o incomparables o ii) el conflicto podría ser resuelto eligiendo uno de los principios, pero esta elección entrañaría sacrificio o pérdida moral.

El punto es que si hay conflictos trágicos genuinos se podría activar una tesis en virtud de la cual se sostenga el carácter limitado de la racionalidad.

Precisamente, en Juicios Salomónicos, Jon Elster entiende que la racionalidad tiene "límites", entre otras cosas, cuando "la razón no nos dice qué hacer en ciertos casos". Elster examina varias hipótesis que explican esta incapacidad de la razón: por ejemplo, problemas de indeterminación e inconmensurabilidad. Elster mantiene algo importante y es lo siguiente: que, pese a que la tesis pueda parecer irremediablemente obvia, no lo es en cuanto se advierte la reticencia expresa o tácita de la mayoría de los filósofos a admitir algo así. Sin embargo, no admitir la naturaleza limitada de la razón, le parece a Elster, un compromiso con la irracionalidad.

En un trabajo ya célebre Herbert Hart sostenía que hay juristas divididos en dos bandos: los que se embanderan tras un "noble sueño" y los que defienden la "pesadilla". Mientras unos creen que el derecho es determinado, aun en casos difíciles, para los otros este carácter es ficticio siempre.

Con la idea de Hart en la cabeza se podría decir que, quienes en el derecho negaran la presencia -y las consecuencias- de conflictos trágicos, podrían estar comprometidos con el noble sueño. Éste podría ser el caso de autores como Dworkin que creen que los conflictos trágicos pueden ser reducidos a una mínima expresión si se parte de una concepción interpretativista que ponga en armonía a los valores. Otro filósofo, como Alexy, aun si admite que hay supuestos-límite para ejercitar una ponderación racional, apuesta a ella decididamente, incluso desestimando cuán apremiantes puedan ser las observaciones acerca de inconmensurabilidad entre valores constitucionales.