Sumario:
I. ¿Por qué una vez más?
II. El terrorismo domina la vida
internacional. III.
El terrorismo se manifiesta de acuerdo con un cierto
estilo. IV. El gran nudo:
terrorismo y guerra. V. ¿Y hoy…?
VI. Llamar las cosas por su nombre. VII.
¿El terrorismo “contra” la guerra?
VIII. La costumbre democrática occidental.
L
a tesis que pretendo sostener es que
el terrorismo internacional, así como lo conocemos ahora,
es un enemigo no sólo de Occidente, sino también (y más
aún) de si mismo, y que los daños que está provocando
en el tejido político-social en el mundo actual tendrán
consecuencias simbólicas inmensas en nuestro futuro próximo.
El terrorismo contemporáneo es un conjunto de fenómenos
que no se limita ni a las astillas del fundamentalismo
islámico ni a los programas de purificación planetaria
del gobierno estadounidense. Es uno de los problemas comunes
de la humanidad, tras haberlo ya sido en el tiempo y en
el espacio, si bien en dimensiones más reducidas. Se convirtió
en uno de los modos de la política, tal vez en expresión
de la crisis de esta última, y no debería ser entendido
como la expresión de la confrontación de un mundo contra
otro; sería demasiado simple. Se trata, más bien, de una
nueva condición existencial de la cual no podrán liberarse
nuestras generaciones. Lo peor es que -estando destinado
por naturaleza a su derrota- el terrorismo contemporáneo
arrastrará consigo a todos aquellos que lo habrán adoptado,
adorado (algunas veces), y aprovechado de manera oportunista
(otras veces). Mi intención es, por lo tanto, discutir
preguntas tales como: ¿es el terrorismo el más grande
problema del siglo XXI? ¿El terrorismo es una amenaza
o un peligro? En el primer caso hablaremos de política,
en el segundo de sociedad; en el primero de inseguridad
(internacional), en el segundo de incertidumbre (universal),
al grado de provocar que algunos sostengan que hoy vivimos
en la dimensión existencial del riesgo. En el primer caso,
estaremos frente a algo subjetivamente determinado; en
el segundo frente a un dato subjetivo y, por lo tanto,
simplemente involuntario. Y más aún, ¿por qué y cómo logró
el terrorismo convertirse en algo tan importante como
para convertirse no sólo en el protagonista de la escena
internacional -el máximo problema de las relaciones internacionales,
sustituyendo al papel que jugaron en el pasado las guerras
y la amenaza del holocausto nuclear- sino incluso en un
enemigo invencible, capaz de poner de rodillas a las ricas,
expertas y complejas sociedades occidentales?